EL TAKE

07.09.2016 23:30
Si preguntáramos a los profesionales del doblaje sobre los fundamentos de su trabajo, una de las primeras palabras que mencionarían muchos de ellos sería “take”.
El take es nuestra unidad de trabajo y de cobro, pero es mucho más que eso. Cuando la persona encargada de la producción pauta la película o episodio de serie, lo divide en takes. Y el resultado de ese pautado, y  la consiguiente cantidad de takes, marca el destino inmediato de ese doblaje. Dependiendo de la cantidad de takes, se tardará más o menos sesiones en hacer el doblaje. Dependiendo de la cantidad de takes, el ayudante de producción determinará cuánto tiempo de sala destina a cada personaje. Cuando el actor o actriz es convocado, una de las primeras cosas que querrá saber es el número de takes  de su personaje. El director será consciente de la densidad de cada convocatoria en función del número de takes que la componga.
El take es nuestro compañero diario. El actor o actriz se enfrenta diariamente a multitud de takes. Unos serán más fáciles y otros más difíciles, pero todos se encaran con la actitud de que cada take podría ser el último que haremos en nuestra carrera. Sin entrar en dramatismos, el trabajo de actor o actriz de doblaje es tan libre y tan carente de seguridad que cada take es un examen o una prueba para demostrar, los más novatos, que tienen cualidades para hacer este trabajo y los veteranos, para  comprobar que aún no las han perdido.
Para el director, el take es el ladrillo que sirve para ir construyendo el nuevo muro, cual réplica del original. Hay ladrillos livianos y los hay pesados cual tocho. Todos son necesarios, pero unos cuestan mucho de encajar y otros se insertan sin apenas esfuerzo.
El take nos acompaña siempre. ¿Quién no ha soñado, en sus inicios profesionales, con un take en el que siempre entraba tarde o que, sin remisión, se dejaba corto o largo? Es la peor de las pesadillas para los novatos.
Y cuando en sala, el actor y la actriz hacen todos esos takes, y el director da por bueno todo el muro repleto de esbeltos ladrillos y pesados tochos, es habitual que reaparezca algún take que ya dábamos por colocado, por hecho, por encajado y aceptado, y se nos cite en el atril de nuevo. Hablo del retake. Por prescripción técnica o por recomendación del supervisor, ese take vuelve a nuestra vida, aunque sea sólo por un instante, para darnos a entender que los takes siempre están con nosotros y nunca nos abandonan del todo. Ni nosotros a ellos. Nos acompañamos siempre. Por fortuna.